El crecimiento sostenido de hogares unipersonales transforma la demanda estructural de vivienda en España
28/05/2025 - ⏱️ 4 min
España experimenta una transformación silenciosa pero profunda en su estructura demográfica: el auge imparable de los hogares unipersonales. Según las últimas proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2039 habrá más de 7,7 millones de hogares conformados por una sola persona, lo que representará casi el 30 % del total. Este fenómeno, impulsado por el envejecimiento de la población, el retraso en la edad de emancipación y los nuevos estilos de vida urbanos, está reconfigurando el mercado inmobiliario en sus cimientos.
Los promotores, inversores y planificadores urbanos ya no pueden pensar únicamente en el modelo tradicional de vivienda familiar. La demanda crece para tipologías más compactas, eficientes y flexibles: estudios, microapartamentos, coliving y viviendas accesibles en centros urbanos. Esta fragmentación residencial obliga a repensar tanto la oferta como los marcos regulatorios que aún están anclados en estructuras familiares del siglo XX.
Desde el punto de vista inversor, la tendencia plantea nuevas oportunidades y desafíos. Por un lado, los hogares unipersonales tienden a tener mayor movilidad, menor poder adquisitivo individual y preferencias específicas de ubicación y servicios. Por otro, constituyen una base estable y creciente de demanda para modelos de alquiler flexible y soluciones habitacionales de nueva generación, especialmente en entornos metropolitanos.
La inversión institucional, tradicionalmente centrada en vivienda familiar, comienza a adaptarse. Algunos fondos están apostando por activos orientados a este segmento, como plataformas de coliving, residencias senior independientes o desarrollos build-to-rent con unidades más pequeñas. El reto es encontrar el equilibrio entre rentabilidad, escalabilidad y viabilidad operativa, en un contexto de normativa aún poco adaptada.
Las políticas públicas también se enfrentan a un cambio de paradigma. El crecimiento de hogares unipersonales tiene implicaciones para el diseño urbano, la planificación del transporte, la provisión de servicios públicos y la sostenibilidad social. Facilitar el acceso a vivienda adecuada para este segmento podría ser una de las claves para mitigar el aislamiento, mejorar la eficiencia energética del parque residencial y evitar la presión inflacionaria sobre las rentas en zonas tensionadas.
Aunque algunos ayuntamientos como el de Barcelona ya han propuesto regulaciones para limitar las viviendas de menos de 30 m², la realidad demográfica presiona en sentido contrario. El modelo de vivienda unipersonal no es una moda, sino un reflejo estructural de cómo vivimos, trabajamos y envejecemos en el siglo XXI.
En definitiva, entender la evolución hacia hogares unipersonales es fundamental para anticipar las dinámicas del mercado inmobiliario español en la próxima década. La capacidad de adaptación será el activo más valioso para quienes diseñen, promuevan o inviertan en el parque residencial del futuro.
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