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Europa apuesta por los centros de datos y la energía verde para atraer inversión inmobiliaria en 2025

04/06/2025 - ⏱️ 2 min

El informe Emerging Trends in Real Estate Europe 2025, elaborado por PwC y el Urban Land Institute, ha confirmado un giro estructural en las preferencias de los inversores inmobiliarios en Europa. Frente al declive de oficinas tradicionales y retail no especializado, los centros de datos, infraestructuras energéticas y activos residenciales gestionados emergen como los destinos prioritarios para el capital global.

La publicación, construida a partir de entrevistas a más de 1.000 líderes del sector, revela que los centros de datos se sitúan en la cima del ranking de activos con mejores perspectivas de rentabilidad y demanda. Este auge responde a la creciente necesidad de infraestructura digital derivada de la inteligencia artificial generativa, el procesamiento en la nube y la automatización industrial.

“Europa necesita urgentemente modernizar su infraestructura digital y energética. Los inversores que apuesten por ello serán recompensados con estabilidad, flujos recurrentes y potencial de valorización estructural”, apunta Lisette van Doorn, directora ejecutiva de ULI Europe.

En paralelo, el informe destaca una fuerte inclinación hacia activos alineados con la transición energética. Inversiones en estaciones de carga eléctrica, redes de calor urbano, parques solares urbanos y plantas de hidrógeno están ganando terreno entre fondos de pensiones y aseguradoras que priorizan criterios ESG.

El sector residencial también se revaloriza, aunque con matices. Las tipologías con gestión integrada —como senior living, residencias estudiantiles y multifamily build-to-rent— son vistas como más resilientes frente al entorno macroeconómico incierto. Ciudades como Lisboa, Berlín y Varsovia se perfilan como destinos de alta prioridad para este tipo de activos.

En cuanto a riesgos, el informe alerta sobre la polarización entre activos “verdes” y “marrones”. Aquellos edificios que no cumplan con las normativas de eficiencia energética previstas para 2030 perderán valor drásticamente, generando una brecha de liquidez y dificultando su refinanciación.

“La obsolescencia técnica ya no es un problema a futuro. Es una realidad actual. La próxima década traerá una depreciación masiva de activos inmobiliarios mal adaptados”, advierte la consultora.

Entre las conclusiones más relevantes del estudio figura también un cambio de actitud de los gestores de capital: cada vez más entidades están dispuestas a invertir en etapas tempranas de desarrollo —incluso en brownfields— si el activo final ofrece garantías ESG, resiliencia normativa y liquidez a largo plazo.

En conjunto, PwC describe un mercado inmobiliario europeo en transición: menos especulativo, más institucional y radicalmente alineado con los vectores digitales y energéticos del siglo XXI.

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