España emite 5.000 millones en bonos verdes a 20 años con demanda récord
10/06/2025 - ⏱️ 2 min
Éxito en el mercado sostenible europeo
El Tesoro Público español ha cerrado esta semana una emisión sindicada de 5.000 millones de euros en bonos verdes a 20 años, con vencimiento en julio de 2045, en lo que representa la segunda mayor colocación de deuda sostenible de su historia. La operación ha recibido una demanda superior a los 72.000 millones de euros, lo que implica una sobresuscripción de más de 14 veces, según fuentes oficiales del Ministerio de Economía.
Esta extraordinaria recepción confirma la alta confianza de los inversores internacionales en la solvencia española y en su estrategia climática a largo plazo, y refuerza el papel del país como emisor relevante en el mercado de deuda verde europeo. Se trata de la cuarta operación sindicada de este tipo desde que se lanzó el programa en 2021, y se enmarca en el objetivo gubernamental de financiar proyectos con impacto directo sobre la transición ecológica.
Condiciones financieras y perfil del inversor
La colocación se realizó con un cupón del 3,55 % y un rendimiento final del 3,63 %, ligeramente por encima del tipo de interés de referencia para bonos españoles del mismo plazo. Aun así, la prima de emisión fue mínima dada la enorme demanda, lo que permitió al Tesoro reducir el coste de financiación respecto a emisiones previas de largo plazo.
La colocación fue liderada por un consorcio de bancos internacionales entre los que se incluyen Barclays, BBVA, Crédit Agricole, Deutsche Bank, HSBC y Santander. Según los datos preliminares, el 76 % de los bonos fueron adquiridos por inversores internacionales, siendo los más activos los fondos de pensiones, aseguradoras y gestores ESG especializados en sostenibilidad.
Más del 60 % de la demanda total procedía de Europa Central y del Norte, con Alemania, Francia y Países Bajos a la cabeza. También se observó interés significativo desde Asia y América del Norte, lo que demuestra que el activo goza de credibilidad global como instrumento climático sólido.
A qué se destinarán los fondos
Según el marco español de financiación verde, revisado este año por la Oficina Nacional de Prospectiva y el Instituto de Crédito Oficial, los fondos se destinarán a proyectos de transporte sostenible, eficiencia energética, rehabilitación de edificios públicos, adaptación al cambio climático e infraestructuras hidráulicas.
En las emisiones anteriores, la financiación ha contribuido a actuaciones como el impulso de la red ferroviaria eléctrica, la renovación del parque de autobuses interurbanos, la instalación de sistemas de riego eficientes en zonas en sequía y el fortalecimiento de la red eléctrica para favorecer el autoconsumo.
España prevé emitir un total de hasta 15.000 millones de euros en bonos verdes en 2025, lo que consolidaría su posición como tercer emisor soberano de Europa por volumen, solo por detrás de Alemania y Francia.
La sostenibilidad se consolida como ventaja competitiva
La sobresuscripción récord demuestra que el mercado valora la combinación de solvencia fiscal y compromiso climático del Gobierno. Si bien España sigue teniendo un déficit estructural superior al 3 % del PIB, su perfil de deuda está bien diversificado, con una duración media superior a 8 años y una base inversora muy institucional.
El éxito de esta emisión se suma a una tendencia creciente en los mercados primarios europeos: los activos etiquetados como verdes, sociales o sostenibles están atrayendo una demanda estructuralmente mayor, impulsada por las políticas regulatorias (SFDR, Taxonomía Verde de la UE) y el mandato de descarbonización de los fondos de pensiones públicos.
Conclusión: una deuda más barata y más verde
El resultado de esta colocación confirma que la sostenibilidad no es solo una narrativa política, sino una estrategia de financiación eficaz. España ha logrado reducir su coste de emisión, ampliar su base inversora y financiar proyectos transformadores sin aumentar la presión fiscal directa.
En un entorno de tipos aún altos y competencia por el capital, el bono verde emerge como una herramienta clave para mantener el atractivo de la deuda soberana sin comprometer los objetivos climáticos. La transición energética, en este caso, empieza en el balance del Estado.
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