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Elecciones en Venezuela: ¿qué implicaciones tiene para los inversores internacionales?

16/05/2025 - ⏱️ 2 min

Un proceso electoral observado con lupa por fondos, promotoras y operadores globales que siguen de cerca los cambios políticos en América Latina

El próximo 28 de julio, Venezuela celebrará sus elecciones presidenciales. Y aunque en otras regiones podría parecer un evento político más, en este caso, el mundo financiero y empresarial está prestando especial atención. La razón no es tanto ideológica como estructural: lo que ocurra en las urnas podría reconfigurar el mapa del riesgo país en América Latina y reabrir uno de los mercados más cerrados —pero también con mayor potencial— del continente.

La comunidad internacional no solo observa el proceso en clave diplomática. También lo hace con mentalidad estratégica. Y es que una eventual apertura económica o un cambio en las condiciones de seguridad jurídica podrían dar lugar a una oleada de interés por parte de fondos de inversión, promotoras inmobiliarias y operadores logísticos que llevan años estudiando oportunidades en Venezuela… esperando el momento oportuno para actuar.

¿Está llegando ese momento?

¿Por qué importa Venezuela en términos de inversión internacional?

Más allá del relato político, Venezuela es el país con las mayores reservas probadas de petróleo del planeta, una posición geográfica estratégica en el Caribe, una de las infraestructuras portuarias más desarrolladas de la región (aunque deteriorada), y un mercado interno de más de 28 millones de personas —de las cuales más de 7 millones emigraron y podrían regresar si el entorno mejora.

El país cuenta con ciudades subvaloradas como Caracas, Maracaibo o Valencia, donde el stock inmobiliario está por debajo de su potencial real, y donde la inversión en vivienda, oficinas o logística podría ofrecer rentabilidades muy superiores a las de mercados maduros, si se normaliza el marco legal y financiero.

En este sentido, las elecciones no son solo una cuestión de gobernabilidad: son una variable determinante para el flujo de capital internacional en los próximos cinco años.

¿Qué está en juego en las elecciones del 28 de julio?

La convocatoria, inicialmente marcada por incertidumbre y tensiones institucionales, ha ido ganando credibilidad tras la inscripción del candidato opositor Edmundo González, apoyado por María Corina Machado, y la aceptación por parte del chavismo de observadores internacionales.

Estados Unidos y la Unión Europea han condicionado el levantamiento progresivo de sanciones a que el proceso electoral sea limpio, verificable y abierto. En juego no solo está el poder político, sino el desbloqueo de recursos financieros, acuerdos bilaterales y acceso a mercados.

Una victoria clara —y aceptada— por parte de cualquiera de los dos bloques puede marcar un punto de inflexión para la percepción de riesgo país que manejan agencias como Moody’s o S&P, y por tanto, para la decisión de los grandes fondos sobre cuándo y cómo entrar.

¿Qué implicaciones tiene esto para el sector inmobiliario?

Si se produce una apertura, el mercado inmobiliario venezolano puede convertirse en uno de los destinos más atractivos del continente para el capital internacional. Hay al menos tres razones:

Desde el punto de vista de la inversión inmobiliaria, esto representa un caso clásico de “mercado fronterizo”: alto riesgo, pero rentabilidad potencial exponencial si se dan las condiciones adecuadas.

¿Y qué están haciendo los inversores institucionales?

Por ahora, observan. Algunos family offices latinoamericanos ya han comenzado a sondear operaciones off-market. También han surgido vehículos de inversión privados en Miami y Panamá especializados en adquirir activos en Venezuela con fuerte descuento.

Las grandes promotoras, los REITs y los fondos de pensiones aún están lejos de entrar. Pero el hecho de que estén volviendo a preguntar, a hacer due diligence y a evaluar zonas con potencial ya indica un cambio de tendencia.

Todo dependerá del resultado electoral, pero sobre todo, de lo que ocurra en los 100 días siguientes. Si hay garantías, estabilidad institucional mínima y señales claras desde Washington y Bruselas, Venezuela podría volver a formar parte del mapa global de la inversión en activos reales.

Conclusión: una oportunidad en pausa

Venezuela no se convertirá en el nuevo destino estrella del capital extranjero de la noche a la mañana. Pero las elecciones de 2025 pueden marcar el inicio de un ciclo que muchos daban por imposible.

Para los inversores estratégicos, atentos al largo plazo, es un momento de lectura fina: no para lanzarse ya, pero sí para prepararse, mapear el terreno y estar listos si la ventana se abre.

Desde MVI, seguiremos con atención el desenlace de este proceso. Porque incluso en los mercados más inestables, las oportunidades reales empiezan cuando el resto del mundo aún duda.

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