Early Stage

Los BRICS estudian crear un sistema financiero alternativo al FMI: ¿cómo afectaría al flujo global de inversión inmobiliaria?

05/06/2025 - ⏱️ 2 min

China, Rusia, Brasil, India y Sudáfrica avanzan hacia un marco de financiación internacional propio que podría alterar los flujos de capital y reducir el dominio del dólar. Las implicaciones para el real estate institucional podrían ser profundas.

La cumbre celebrada en Moscú el pasado abril por los países BRICS ha confirmado lo que durante años era solo un discurso político: el bloque emergente más relevante del planeta está diseñando los cimientos de una arquitectura financiera alternativa al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Aunque los detalles técnicos aún están en proceso de negociación, el objetivo estratégico es claro: reducir la dependencia del sistema dolarizado y establecer canales propios de financiación multilateral.

El proyecto, liderado por China y respaldado con entusiasmo por Rusia, contempla la creación de un Banco Central BRICS, una unidad de liquidación supranacional basada en monedas locales, y mecanismos de compensación entre bancos centrales que eviten el uso del dólar o el euro como divisas de referencia.

“Ya no se trata solo de una crítica ideológica al sistema de Bretton Woods. Estamos viendo el diseño real de una infraestructura financiera paralela que puede atraer capital, canalizar inversiones y respaldar proyectos estratégicos sin pasar por Washington o Bruselas”, afirma Anatoly Chubais, exasesor económico del Kremlin.

De lo geopolítico a lo financiero: el efecto dominó

Aunque muchos analistas occidentales dudan de la viabilidad técnica de este sistema —por la fragmentación entre economías y el riesgo de descoordinación monetaria—, lo cierto es que varios elementos clave ya están en marcha:

Este nuevo ecosistema podría facilitar proyectos inmobiliarios e infraestructurales financiados fuera del circuito tradicional, con estándares distintos y condiciones políticas propias. Esto representa tanto una oportunidad como un desafío para los inversores institucionales europeos y estadounidenses.

Implicaciones para la inversión inmobiliaria internacional

El efecto más inmediato sería una reconfiguración de los flujos de capital transfronterizo. Fondos soberanos de los BRICS podrían canalizar inversiones inmobiliarias hacia países aliados (como Indonesia, Irán, Egipto o Argentina) a través de estructuras financieras propias, sin pasar por los filtros normativos de la banca multilateral occidental.

Al mismo tiempo, podrían establecerse mercados secundarios regionales para instrumentos de deuda o equity respaldados por activos reales (incluido el real estate) emitidos bajo jurisdicciones BRICS y nominados en monedas no occidentales. Esto crearía nuevos polos de liquidez, pero también aumentaría el coste regulatorio y la complejidad legal para inversores externos.

“El nacimiento de un sistema financiero BRICS sería el equivalente económico a un segundo internet. No incompatible con el sistema actual, pero sí potencialmente excluyente si las reglas divergen demasiado”, advierte Helen Wang, economista en Standard Chartered.

¿Riesgo para Europa o una oportunidad de adaptación?

Para el inversor europeo, el surgimiento de este bloque plantea un dilema estratégico. Por un lado, puede suponer una pérdida de influencia institucional, si la financiación global de proyectos deja de pasar por organismos donde Europa tiene voz y voto. Por otro, abre nuevas vías de coinversión con bancos multilaterales no occidentales, especialmente en regiones donde el FMI o el Banco Mundial tienen menor penetración.

Además, si el bloque BRICS logra crear una unidad de cuenta digital común respaldada por oro o canasta de materias primas, como se ha rumoreado, el efecto en los mercados de activos reales podría ser considerable. El precio relativo de activos inmobiliarios —medido en esa nueva unidad— podría revalorizarse o depreciarse rápidamente, alterando la percepción de valor y los flujos de entrada y salida de capital.

Conclusión

El proyecto de sistema financiero alternativo de los BRICS aún está en fase embrionaria, pero su dirección estratégica es inequívoca. Si logra consolidarse, cambiará las reglas del juego global: no solo en infraestructuras o energía, sino también en el real estate internacional. La inversión dejará de ser unidireccional. Los centros de capital se multiplicarán. Y con ellos, las oportunidades y los riesgos.

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