16/05/2025 - ⏱️ 2 min
Así están diversificando su patrimonio los inversores latinoamericanos en Madrid
Un modelo que mezcla lujo, flexibilidad y tecnología seduce a inversores de alto poder adquisitivo de América Latina
No es un nuevo boom turístico. Tampoco un fenómeno de compradores residenciales tradicionales. Lo que está ocurriendo en Madrid es algo distinto: la llegada silenciosa, pero creciente, de inversores latinoamericanos interesados en un modelo de acceso al real estate que conjuga lujo, flexibilidad y rentabilidad. Se trata de la copropiedad inmobiliaria, y está reconfigurando el segmento alto del mercado residencial de la capital.
Empresas como Vivla, Ancana o Dalima han tomado la delantera ofreciendo este modelo de propiedad fraccional de viviendas de lujo, que permite a los inversores adquirir una participación en un inmueble exclusivo, con todos los servicios incluidos, y disfrutarlo durante varias semanas al año. Todo, desde una plataforma digital y con una gestión 360º que elimina fricciones legales, operativas y fiscales.
La noticia, publicada este 10 de mayo por El País, confirma una tendencia que hasta hace poco se limitaba a ciudades como Miami, Tulum o Lisboa. Ahora, Madrid se suma al mapa global del real estate fraccional de lujo.
¿Qué es exactamente la copropiedad inmobiliaria?
La copropiedad o co-ownership consiste en dividir la propiedad legal de un inmueble en varias fracciones (normalmente de 1/8), de forma que cada comprador se convierte en copropietario real —con escritura notarial y derechos registrales— y puede disfrutar de la vivienda durante una parte proporcional del año.
A diferencia del modelo clásico de timesharing, la copropiedad moderna permite revender la participación, alquilarla, integrarla en un patrimonio familiar e incluso obtener plusvalías si el activo se revaloriza.
Las plataformas como Vivla permiten seleccionar fechas desde una app, gestionar el mantenimiento, el personal de servicio y coordinar la rotación de uso entre propietarios. El comprador accede a viviendas valoradas entre 1 y 3 millones de euros, pero con un ticket de entrada desde 100.000 €, sin renunciar a la experiencia de uso premium.
¿Por qué están entrando inversores latinoamericanos?
La clave está en la seguridad jurídica española, el atractivo cultural de Madrid y el contexto regional. Muchos inversores de países como México, Colombia, Perú o Argentina buscan diversificar su patrimonio fuera de sus fronteras ante escenarios de inflación, incertidumbre política o control de capitales.
Además, Madrid ha reforzado su posición como destino estratégico por calidad de vida, conectividad internacional y estabilidad del mercado inmobiliario. La copropiedad, en este contexto, ofrece un doble valor: acceso personal a una segunda residencia y exposición a un activo real con posibilidad de revalorización.
En palabras de uno de los fundadores de Vivla recogidas por El País, “estamos viendo un interés creciente de clientes latinoamericanos que no buscan solo inversión, sino también experiencia y estilo de vida”.
¿Cómo se estructura la inversión?
Cada operación se articula con un vehículo societario independiente para cada vivienda, lo que protege jurídicamente a los copropietarios. La plataforma se encarga de todo: desde la selección y reforma del inmueble, hasta su gestión operativa, fiscalidad, reservas, seguros y liquidaciones.
Los usuarios pueden revender su participación cuando lo deseen, utilizando la propia plataforma como marketplace interno. Además, en algunos casos, pueden alquilar su período de uso a terceros, generando ingresos complementarios.
Para el inversor digital, esto significa exposición a real estate de lujo sin las barreras de entrada ni las complejidades operativas tradicionales.
¿Qué impacto tiene esto en el mercado inmobiliario?
Aunque todavía representa una parte muy reducida del volumen total, la copropiedad está empezando a cambiar las reglas del juego en zonas premium de Madrid: Chamberí, Salamanca, Justicia, Jerónimos. Estas viviendas —difíciles de rentabilizar como alquiler tradicional— encuentran ahora una nueva vía de monetización.
Para los promotores, también representa una salida comercial viable en proyectos de vivienda de alta gama que pueden quedar estancados por el ticket total de compra.
Y para el inversor institucional, el modelo abre oportunidades para estructurar portfolios fraccionados, securitizar derechos de uso o tokenizar participaciones en futuros desarrollos.
Conclusión: Madrid se consolida como hub de inversión fraccional internacional
Lo que comenzó como una tendencia en mercados anglosajones ya está plenamente operativa en España. Y Madrid, con su mezcla de calidad urbana, atractivo fiscal y demanda exterior, se está posicionando como uno de los destinos más interesantes para la copropiedad inmobiliaria de lujo.
Desde MVI, consideramos que este modelo representa una evolución lógica en la digitalización del real estate. Y para el inversor que busca rentabilidad, disfrute personal y liquidez futura, es una fórmula que vale la pena seguir muy de cerca.
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